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Jeff Porcaro y el papel del batería en una canción

Jeff Porcaro y el papel del batería en una canción

Bueno, el artículo que le quiero dedicar a Jeff Porcaro nunca lo termino. Es mejor escuchar las canciones en las que tocaba o leerle en alguna entrevista.


De todas formas, he recibido un interesante comentario de Javier que se ha colado mientras estaba reescribiendo el artículo (que al final no he publicado) y la pena es que no he podido recibirlo entero. Me estaba enganchando pero se corta a la mitad.


Estoy de acuerdo Javier, no se hacen canciones como las de antes, en general... Cada vez más, los bateristas se limitan a marcar el tempo y nada más. Creo que todavía quedan por ahí algunos baterías que hacen maravillas sin tener que hacerse solos, por ejemplo Steve Gadd (que lo tienes en Chuck E’s In Love de Rickie Lee Jones, que es un shuffle supercomplicado o en 50 Ways to Leave your Lover de Paul Simon) o Abe Laboriel Jr. este más joven, un tío grande y gordo pero de lo más elegante y sutil...


Respecto a los solos, según le he leído en alguna entrevista, no le gustaban (Pasa igual con gente tan buena como Ringo Starr o Stewart Copeland). Era muy conocido por ser un músico que tocaba para la canción, haciendo este trabajo de embellecer la melodía que tu dices, sí señor, eso es muy muy complicado. De ahí que Porcaro trabajara fundamentalmente como músico de sesión. Si hubiera intentado demostrar todo lo técnico que era desde luego que no habría hecho ni la mitad de sesiones que hizo. Te imaginas, jejeje! en medio de una balada para Leo Sayer, ¡plim! se marca un solo... y lo echan del estudio a patadas...


Escuchando un disco como el Silk Degrees de Boz Scaggs o temas como The Pretender de Jackson Brwone, puedes hacerte una idea de su manera de trabajar para el resto de los músicos.


No te preocupes que a mi tampoco me gustan los solos salvo los de John Bonham, que considero monumentos y cátedras de percusión, también los de Max Roach o Tony Williams, en general, los solos de los bateristas de Jazz me suelen gustar bastante. Los solos más famosos del rock de los setenta (Ginger Baker, Keith Moon, rock progresivo y compañía) no suelen gustarme. Son unos pesados, duran demasiado. Me duermo.


Para mi, lo más complicado de tocar la batería, lo más difícil de conseguir, es tocar para la canción, acompañar de forma brillante. Por encima de solos llenos de técnica o malabarismos de circo.


En ese sentido, Porcaro es el mejor ejemplo de este tipo de acercamiento a la batería. Era un genio con mucho gusto.


Se fue demasiado pronto.

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