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Elvis no está muerto, está en una isla

Elvis no está muerto, está en una isla

Sí, o no, aún así siempre en la pomada, en el candelero, en el meollo. Digamos que uno disfruta enviando sondas de expansión musical, redobles de siete, nueve u once golpes dobles hacia la caja torácica y sentimental de algún que otro amigo o desconocido humano que vive en Melbourne o quizás en otra urbe sin ubres que no de vacas sagradas indias o quizás algún mormón del desierto americano, ciertamente y si no, pregúntelo.


Estoy aquí, donde hay que estar, escuchando a Elvis. Yo tenía una camiseta que ponía en mi espalda "Elvis is not Dead" ya sabéis, todavía hay algún carajote que sostiene teorías conspiratorias de berza a las cuatro de la tarde con  insoportable etapa llana al sprint en el Giro, la teoría que dice que Elvis no murió sino que se fue a una isla a esconderse y hartarse de mojitos y disfrutar del anonimato y un carajo.


Un cirujano americano al que alquilábamos el campo aquí en Rota me preguntó a mis diecisiete años al verme semejante camiseta: ¿Es verdad? ¿No está muerto? Le respondí: "Quizás, me gusta creer que está vivo. Elvis siempre estará vivo en nuestros corazones" y acto seguido canté el Heartbreak Hotel entero, sorprendente, maravilloso, exultante. Moví las piernas y la cadera de tal manera que ese día no pude ir a entrenar con la Roteña y fui suplente en el primer partido de pretemporada.La mujer del cirujano, o quizás la cirujana era ella, quedó prendada de la camiseta y de mi fanfarronería con Elvis y me dio dos pasajes para Graceland que todavía conservo en conserva con dos pepinillos. Además, ambos me dieron la ciudadanía americana en el acto.


No había internet ni les hacía falta. Estaban tan ilusionados que me invitaron a un Jim Bean y me regalaron una camiseta de granjero leñador del sur de Kansas. Les entusiasmaba la idea de que Elvis pudiera estar vivo en mitad de aquel verano de estiércol y levante, aunque para ellos el levante no significase nada salvo un pellizco en el coño de ella y un excesivo rubor de huevos en él.


Lo que nadie sabe es que Elvis vive en la isla de Cádiz desde el 85. Este es otro tema que trataremos otro día. Por lo pronto, si ya habéis leído esto, por favor, Return To Sender.


La banda sonora de este artículo está aquí, os regalo este fenomenal link de podcasts.


http://podcasts.legacyrecordings.com/rock/page/9

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