Dire Straits
Volver a los Dire Straits, como hago estos días, escuchando sus primeros discos, esos que verdaderamente son los mejores de casi cualquier grupo, escuchando a Mark Knopfler también en solitario con su Sailing to Philadelphia, su What It Is, su Shangri-La, volver a todo esto es regresar a lo que me enganchó a la música a través de mis hermanos. Escuchar el Tunnel Of Love, el Romeo & Juliet, el Sultans Of Swing, recordar la fascinación que sentía de pequeño por la guitarra de Knopfler, grabandolo y rebobinándolo, con su cinta de tenista y sus muñequeras a lo Bjon Borjk, qué momentos... Nunca me olvidaré del solo de batería de Terry Williams en la intro de Money For Nothing en el concierto de cumpleaños de Mandela, que todavía seguía en la carcel. Ese solo, qué cojones, me hizo tocar la batería. Y lo hice, al ratito, a los cinco minutos, con tres cojines y dos bolígrafos allí estaba yo en mi salón imitando al batería de los Dire Straits que me parecían, y me parecen, el mejor grupo que uno pueda escuchar. Mi grupo preferido por razones intelectuales, sentimentales, y las que sean. Mark Knopfler sigue ahí, haciendo buenos discos que escucho ahora, como este Shangri-La y su Boom Like That. Ahí en la foto está la formación original, con David Knopfler, el hermanito, y Pick Withers como batería sustituido a partir del Making Movies por Terry Williams. Un grupo de leyenda. Todavía leo a críticos sesudos que en alguna que otra revista hablan despectivamente de esta banda. Vale. Yo los sigo adorando.
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un musico vagabundo -