Blogia
john&paul&george&ringo

Una bici

Estaba rota, los neumáticos destrozados, vieja, mohosa. Era una bici pequeña, con el sillin bastante bajo, la cadena inservible, los piñones gastados. ¿Qué hacía allí? Amarrada con cadena a una farola, parecía llevar allí más de un mes por el aspecto, atada, quieta, sin vida. Cuando ves a un niño en una bicicleta ¿qué piensas? ¿te acuerdas de cuando aprendiste a montar en bici? La sensación esa de, guau, estoy en equilibrio, no me voy a caer, no me voy a ir al suelo. Y luego te vas, y luego la montas diez mil quinientas veces más, pero nunca, jamás, como esa primera vez, cuando parecía que te ibas al cielo con la bici... Cuando ves a los niños en bicicleta los ves a ellos y a su ilusión o como quieras llamarlo... Pero si ves a una bici muda, sola, rota, atada inútilmente a una farola, incomprensible allí en medio de una avenida, con el paso del tiempo en el manillar y el desgaste de los días en la cadena... Yo qué quieren que les diga. Yo me pongo raro y me da por pensar estas cosas. Inmediatamente se me viene a la cabeza que hay personas que son como esa bici, atadas inútil e incomprensiblemente a una farola, solas en medio de una avenida, rotas, destrozadas, raídas, mohosas, oscuras.

Pero vamos, seguí pa’lante y vi un BMW aparcado en una esquina. Tenía diez dedos de polvo y las parte trasera como la furgoneta del Equipo A. Así que bueno, se me pasó el Strange Mood.

0 comentarios